Turismo foodie: Restaurantes de lujo de punta a punta del país

Más allá de Buenos Aires, la gastronomía de autor brilla en las principales ciudades de la Argentina. Los destacados. Los que tienen estrellas Michelin.
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La frase popular ya no tiene tanto peso. Al menos en lo que a gastronomía respecta, no es tan cierto que Dios esté en todas partes pero solo atienda en Buenos Aires. Es que en los últimos años han empezado a aparecer grandes exponentes de alta cocina, en los más diversos puntos del país, dejando en claro que nuestra expansión gastronómica abarca a la Argentina entera. A continuación, siete restaurantes que vale la pena tener en el radar (y en la hoja de ruta del próximo viaje).

Mendoza en lo alto
Si hay un destino que se destaca por su gastronomía de excelencia es Mendoza. No en vano fue la segunda plaza que la guía Michelin eligió para entregar sus estrellas. Dos de los galadornados fueron Zonda y Fogón, los restaurantes de Bodega Lagarde, ubicada en Luján de Cuyo. El primero se presenta como “cocina de paisaje”, donde se busca rendir homenaje a la gastronomía local, sencilla y honesta en las formas pero elevada a niveles de alta cocina en sus texturas y presentaciones. Todo se disfruta en un elegante comedor de ambiente rústico, donde el mayor lujo es la terraza sobre los viñedos. Cuentan con un menú degustación en el que las materias primas llegan directo de la huerta propia, siempre maridado por vinos de la bodega.

Fogón, por su parte, está situado entre viñedos centenarios, en un entorno natural que recrea la esencia de la Mendoza tradicional. Su propuesta gastronómica combina diversas técnicas de cocción al fuego, como la chapa, el rescoldo, el asador, la llama y los hornos, utilizando ingredientes autóctonos para resaltar los sabores locales.

Otro destacado es Azafrán, a cargo del chef Sebastián Weigandt (ganador en 2024 de los Best Chefs Awards), y también merecedor de una estrella Michelin. Aquí la propuesta es un viaje vertiginoso a rincones olvidados de Mendoza y Argentina, poniendo en valor ingredientes, productores y recetas reversionadas. Ofrece tres opciones de menú, de diez, seis y tres pasos, y le gusta presentarlos como viajes. Mientras la opción más extensa es un recorrido por Argentina, con ingredientes, sabores y texturas que buscan desafiar algunos preconceptos; el de seis tiempos es un “paseo por Mendoza”, entre diferentes rincones y productores de la provincia; en tanto el “pequeño paseo” resume en tres pasos ambos recorridos.

Y hacia Maipú, Casa Vigil surge de la propia casa del sommelier Alejandro Vigil y su mujer, María Sance. Con una estética vanguardista y una carta que reinterpreta las comidas familiares de la infancia en una serie de pasos, cada plato está elaborado con productos de estación de la huerta familiar y de pequeños productores. El maridaje es con vinos El Enemigo, que se sirven todos juntos al momento de la comida, para que el comensal elija con cuál acompañar cada plato. El recorrido completo por la bodega es también un paseo conceptual por La Divina Comedia, la gran inspiración del proyecto.

Hacia el norte
Más arriba en el mapa, El Baqueano propone cocina autóctona contemporánea. Originalmente de Buenos Aires, tras 14 años se mudaron a Salta y lo hicieron nada más ni nada menos que a la cima del cerro San Bernardo, ofreciendo una vista única de la ciudad. Su premisa es trabajar con pequeños productores, recolectores y pescadores de las 18 eco-regiones de Argentina, priorizando el comercio justo y la sustentabilidad. Su especialización son las carnes autóctonas y alternativas, y proponen un menú degustación que cambia de acuerdo a la estación, pudiendo abarcar desde ñandú, yacaré, llama y vizcacha, así como salmón blanco, corvina y pacú hasta búfalo, jabalí y ciervo. La oferta se complementa con productos de los diferentes biomas, entre los que se destacan el uso de frutos del norte como el cayote, la madera comestible de yacaratiá de Misiones o los piñones de araucaria y rosa mosqueta de la Patagonia.

En Iguazú, en tanto, Aqva vale por sí mismo la visita. Es una invitación a conocer y disfrutar la mejor cocina regional misionera. En su carta se destacan las carnes y los productos de la zona, especialmente los pescados de los ríos Paraná e Iguazú: dorado, pacú y surubí (que asimismo está disponible en unos ravioles muy recomendados). También ofrecen pastas y opciones con pollo, cerdo y cordero. Todo se disfruta en un ambiente decorado con cuadros que rinden homenaje a la fauna y flora de la provincia.

 

De larga trayectoria
En 2015, la inauguración de El Papagayo marcó un antes y un después en la ciudad de Córdoba. Es que es el primer restaurante de “fine dining” de la provincia, lo cual eleva la escena local a estándares internacionales. De hecho, en 2024, su creador, el chef Javier Rodríguez; recibió el premio Two Knives en los Best Chef Awards. Ubicado dentro de un pasaje histórico, la propuesta combina innovación, técnica y hospitalidad. El menú consta de pasos que se cambian a diario, destacando la riqueza de los productos locales y la creatividad culinaria, una que ha sabido reinventarse con creces a través de los años, ya que en este 2025 están cumpliendo su primera década.

Quien también se enorgullece de una gran trayectoria es Kalma, un restaurante que ha superado los 15 años. Ubicado en el corazón de Ushuaia, se alza como un faro gastronómico que une la cocina con el entorno único de Tierra del Fuego. La intención es reinterpretar el paisaje con una propuesta que honra el trabajo de pescadores, recolectores y productores locales, con una mínima intervención y apostando por el aprovechamiento integral de los recursos. Comandado por Jorge Monopoli, quien en 2022 recibió el Prix Baron B – Édition Cuisine, Kalma es “un homenaje al esfuerzo que implica obtener productos en latitudes extremas”. Así, cada plato cuenta una historia que celebra la riqueza natural y cultural de la provincia. Siempre en crecimiento, en conmemoración de sus 15 años se están renovando con una remodelación integral que reafirma su esencia de cocina respetuosa y transformadora a la vez.

Junto al mar
Y aunque la intención es salir de Buenos Aires, hay un restaurante de la provincia que merece la distinción. Se trata de Sarasanegro, ubicado en Mar del Plata, que lleva casi 22 años deleitando a locales y turistas. Creado por Fernanda Sarasa y Patricio Negro, que no solo unieron sus apellidos sino también sus vidas, abrieron sus puertas en una época en la que lo único que ofrecía la ciudad balnearia eran cornalitos y rabas. Les costó hacerse un lugar, pero lo lograron a puro esfuerzo, siempre creyendo en la cocina del entorno, basada en ingredientes de cercanía. “El mar brinda una materia prima fabulosa a la que procuro intervenir lo menos posible”, dice Negro. Acompañan su propuesta con una carta de vinos de unas 900 etiquetas sobre las que Sarasa asesora a cada comensal.

Tras una gran remodelación en 2021, hoy continúan comprometidos con la identidad local y trabajar con el kilómetro cero. De hecho, vienen transitando un proceso de evaluación para obtener la certificación como empresa B. Su intención es generar un impacto material, social y ambiental en beneficio de la sociedad, el ambiente y las personas.

Aunque no siempre se sienta así, estos referentes dan fe: en lo que a gastronomía se refiere, estamos cada vez más federales. Hay riqueza, innovación, creatividad y sabor mucho más allá de la burbuja porteña. Es tiempo de orquestar una buena gira gourmet.
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