Un tercio de la población infantil sufre enfermedades crónicas, según un estudio
Una nueva investigación de la Universidad de California en Los Ángeles señaló que las tasas en adultos jóvenes también aumentaron drásticamente
Casi 1 de cada 3 niños vive con una afección crónica que podría afectar significativamente a su salud por el resto de sus vidas, según un estudio reciente. Las enfermedades crónicas afectaron a más del 30 por ciento de los niños de 5 a 17 años en 2018, frente a alrededor del 23 por ciento en 1999, informan los investigadores en la revista Academic Pediatrics. Esto se suma a unos 130,000 niños más cada año que son diagnosticados con una enfermedad crónica. Este aumento ha sido impulsado por los diagnósticos de TDAH/TDA, autismo, asma, prediabetes y trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad, señaló en un comunicado de prensa la investigadora principal, Lauren Wisk, profesora asistente de medicina de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA. ”La prevalencia de afecciones infantiles es actualmente más alta de lo que sugieren las estimaciones anteriores”, dijo. “Los jóvenes que están sujetos a la vulnerabilidad socioeconómica, como tener menos educación, ingresos más bajos, tener seguro público o estar desempleados, tienen más probabilidades de vivir con una enfermedad crónica que los jóvenes con ventajas socioeconómicas”. En el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 236,000 personas de 5 a 25 años de edad que participaron en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud entre 1999 y 2018. Los resultados también mostraron que las enfermedades crónicas aumentaron entre los jóvenes de 18 a 25 años, pasando de alrededor de un 19 a un 29 por ciento entre 1999 y 2018, es decir, 80,000 adultos jóvenes adicionales al año. Casi todas estas afecciones se pueden tratar con acceso a una atención de salud de alta calidad, pero muchos niños no tienen ese acceso, dijo Wisk. ”La mayoría de los jóvenes con afecciones crónicas necesitan acceder a los servicios sociales y de salud por el resto de sus vidas, pero nuestro sistema de salud no está preparado para trasladar con éxito a los jóvenes de la atención pediátrica a la atención centrada en los adultos, por lo que muchos de estos jóvenes corren el riesgo de desvincularse de la atención y experimentar exacerbaciones de la enfermedad”, dijo. ”Debemos invertir en ayudar a estos jóvenes a participar adecuadamente en la atención médica a lo largo de su vida para proteger su salud y bienestar, y facilitar su máxima participación en la sociedad con respecto a la educación, la vocación, los grupos sociales y los espacios comunitarios”, concluyó Wisk.
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