Suben las tasas, bajan los servicios: ¿para qué sirve pagar si todo sigue igual o peor?

A mitad de 2025, los problemas se acumulan: turnos médicos que no aparecen, calles detonadas, basura sin recolectar. Mientras, el municipio destina más de $20 mil millones por año a mantener una estructura política gigante que no muestra resultados
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 Vivir en San Isidro empieza a sentirse como un mal negocio para los vecinos jóvenes. Quienes alquilan, emprenden o simplemente intentan organizar su vida con responsabilidad, se encuentran con tasas municipales más altas que nunca y servicios públicos en caída libre.

El presupuesto 2024 incluyó la creación de 34 cargos políticos nuevos —12 secretarías y 22 subsecretarías— con sueldos de entre 7 y 9 millones. Se designaron otros 200 directores y asesores con sueldos promedio de 3 millones. El Intendente cobra otros 13 millones al mes. Según informó Zona Norte Diario Online, el argumento oficial fue “modernizar la gestión”. Pero hoy, casi todas las áreas sensibles presentan indicadores negativos o de retroceso, y el gasto político permanece intacto.

Turnos médicos imposibles de conseguir, aulas sin calefacción, calles llenas de pozos en zonas como Béccar y Boulogne, y esquinas donde la basura se acumula. Todo eso pasa mientras crece la estructura burocrática y no aparece ningún resultado concreto. ¿Dónde está ese supuesto “nuevo modelo de gestión”?

Para peor, el aumento de tasas fue del 214%, el doble que la inflación. Un número difícil de tragar para quienes intentan pagar sus impuestos, sostener un alquiler o empezar una familia. Porque al final, todo esto se traduce en tiempo perdido, dinero tirado y calidad de vida que se derrumba.

Lo que más molesta no es solo la ineficiencia. Es la sensación de que están usando la plata de todos para mantener cargos que no resuelven nada. No hay planificación urbana, ni mejoras en salud, ni obra pública real. Solo un aparato político más grande y menos respuestas.

San Isidro supo funcionar mejor. Hoy, parece que todo eso quedó atrás. Y para muchos jóvenes, esta situación marca un quiebre: ya no alcanza con pagar. Queremos saber qué se hace con nuestro esfuerzo. Queremos resultados, no excusas. Porque hoy, ser un vecino responsable en San Isidro es como financiar un sistema que te da cada vez menos a cambio.


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