En Las Lomas y La Horqueta, la decepción con el estado actual de los espacios públicos es generalizada. Lo que hasta hace poco se destacaba como un entorno limpio, seguro y cuidado, hoy luce abandonado, sucio y desatendido.

Uno de los casos más comentados es el de la plaza de Ramos Mejía al 2400, un ícono barrial que solía concentrar actividades familiares y vida comunitaria. “Antes todo estaba impecable. Ahora la plaza está sucia, parece abandonada”, relató un vecino con resignación.

El retroceso en la recolección y limpieza de calles internas es otro foco de malestar. “Parece que solo se preocupan por las avenidas. En las calles internas la basura se junta por días”, reclamó una residente de La Horqueta, señalando la acumulación de residuos en esquinas donde no hay contenedores o donde la recolección es cada vez más esporádica.

El reclamo más repetido, sin embargo, es el contraste con gestiones anteriores: “Antes al menos venían, limpiaban, barrían. Se notaba el mantenimiento. Hoy no hay ni barrenderos”, sintetizó un vecino de Las Lomas.

El deterioro no es solo estético: afecta la calidad de vida, la percepción de seguridad y el uso del espacio público. Los vecinos ya no esperan grandes obras, pero exigen lo básico: limpieza regular, recolección eficiente, y plazas seguras.